Décimo Encuentro Internacional de Poetas en Ciudad Juárez 2015. En torno a Dolores Castro.

Del 22 al 24 de octubre.

Sede principal El Colegio de Chihuahua.

Encuentro Virual

Video de Rita Bedia Lizcano.

Felicitación a la maestra Dolores Castro.

Texto de Graciela Salazar Reyna.

LEESLEO

No ignora su nacimiento /la sombra.

Sabe que su existencia depende /de la vibración, de la luz.

Sombra de la nube /sombra del árbol, del alero /y el ala en el nido.

Sombra de esta mano que escribe /y de un punto final-

 

Es cosa dura ser /es doblarse, doblarse, doblarse

y sin embargo crecer. //Paso al sol, a los vientos

a la epidérmica magulladura /y a la sed. //Y quede solo

una ternura grande /como para entender.

 

Este es un pozo que refleja cielo /pero es un pozo //Caen,

caen los días /caen las noches /hasta el fondo

Todo se vuelve fondo //Aún el guijarro que tira la muerte

se vuelve fondo.

 

Cuando cierro los ojos /el mundo no se cierra

Siembra la luz el vuelo de los días /el ala de la sombra

cuida los sueños bajo los párpados. //En los sueños

el mundo en llamas /arde y entre cenizas

irrumpe nuevamente como fuego. //Y esa música

y esa danza sin fin: /mañanas con sus noches y enamorado

sol que siempre vuelve //Y párpados y pétalos que un día

se deshojan. /No para siempre.

 

 

A veces, dime si no ahora que lees conmigo, nos parece que hemos dicho ya lo que en este instante; como si Eco replicara en su voz nuestras palabras, la memoria repasa para preguntarnos y encontrar detalles que no percibimos antes. Sucede, también, con lo que se ha escrito; la ventaja sobre el ejercicio verbal, salvo que haya sido grabado, es que podemos luego leer letra por letra, vivir cada trazo mientras se lee y hasta, por qué no, morirlo.

 

Alguien dijo que morimos muchas veces para vivir y no sé si a cualquiera le agrade esa idea de nacer como los días con nuevos proyectos, morir como la noche para recibir el siguiente; brillo y oscuridad, principio y fin, sucesivamente.

Parece ser la afición de los creadores, científicos o artistas; es más, me permito sospechar que cada ser humano desde su hacer y búsqueda es capaz de erigirse creador. Tal vez lo intentan pocos. Lo que sí resulta más fácil presumir es que, crear viene –recordando al poeta español Miguel Hernández- con tres heridas: la de la vida, la de la muerte y la del amor.

 

En este viaje celebramos a la poeta Dolores Castro, leyéndola. Así nos unimos al festejo de maestros, intelectuales y escritores del Colegio de Chihuaha, por  el doctorado Honoris Causa del que ha sido merecedora en estos días; y de quien asegura Alejandro Avilés, uno de los Ocho poetas mexicanos con Rosario Castellanos y la propia Lolita Castro Varela: “su voz no se propala en largos tantos –dada su intensidad- se condensa en breves ascuas de esplendor”.

 

Entre vida, muerte y amor pasamos sin darnos cuenta; aunque ella sí, puede advertirse al leer sus versos como en un abanico que se despliega para ventilarnos y saber de La sombra, del Ser, Pozo, Luz y Cuando cierro los ojos. Su breve conjunto de versos recogen desde la sombra y su mano “la vibración de la luz”, justo donde la vida comienza y termina. No obstante, crecer y salir airosos del batallar implica soportar el dolor de “doblarse, doblarse, doblarse”; además, entender que por más azul que la vida refleje, con frecuencia, “Todo se vuelve fondo”.

 

Finalmente, caer en la cuenta de que “el mundo no se cierra” al cerrar los ojos no es poca cosa; nos pone ante la realidad de que los sueños son sueños. Ello no aligera la vida, pero, impele atizar el fuego, incluso, revivirlo de las cenizas y seguir al son de “esa música y esa danza sin fin” en el amor del día siguiente y después. Nuestra poeta, como Miguel Hernández, sabe que “Somos hijos de la luz y de la sombra”; no importa si “Hoy me gusta la vida mucho menos /pero siempre me gusta vivir: ya lo decía”: César Vallejo y ésta que dialoga contigo, para seguir leyendo la vida. Abrazamos a Dolores Castro, desde esta columna.